La ruina es una serie temprana que explora la materialidad pictórica y el diálogo entre forma, textura y memoria. Inspirada en fragmentos de arquitectura derruida, la obra se construye a partir de ensamblajes que combinan madera tallada, lienzos rasgados y costuras de alambre oxidado. Cada pieza es vestigio y testimonio del paso del tiempo, donde la huella material se convierte en lenguaje. Las composiciones abstractas evocan muros, grietas y superficies erosionadas, sugiriendo la persistencia de lo que resiste a la desaparición. Un ejercicio de investigación plástica que une pintura y objeto para reconstituir poéticamente lo perdido.